Descubriendo la mejor manera de ir a la Isla de Ons

Desde hace años escuchaba hablar de la Isla de Ons como uno de esos pequeños tesoros naturales que Galicia guarda casi en secreto. Playas tranquilas, senderos que atraviesan acantilados, gastronomía marinera auténtica… Todo sonaba demasiado bonito como para no vivirlo en primera persona. Así que un verano decidí que era el momento de ir. Pero antes de poner un pie en el barco, tuve que averiguar cuál era la mejor manera de llegar.

Lo primero que descubrí es que no basta con comprar un billete. La isla forma parte del Parque Nacional das Illas Atlánticas, por lo que es necesario solicitar una autorización gratuita. Esto al principio me confundió un poco, pero en realidad el proceso fue sencillo: entré en la web oficial, seleccioné el día y generé mi autorización. Una vez con ese paso hecho, ya podía preocuparme de lo siguiente: el transporte.

La opción más práctica para mí fue salir en barco desde Bueu. Es uno de los puertos más habituales y, además, la travesía no es muy larga. Eso sí, aprendí rápido que conviene comprar los billetes con antelación, sobre todo en verano, porque la demanda es alta y las plazas se agotan. Yo reservé online y pude elegir el horario que mejor me venía, lo cual me dio cierta tranquilidad.

El día del viaje me presenté en el puerto con tiempo. Había otras personas esperando, algunas con mochilas de senderismo, otras con neveras pequeñas para pasar el día en la playa. El ambiente ya era parte de la experiencia. Cuando subí al barco y este comenzó a alejarse del puerto, sentí que me estaba regalando un pequeño respiro del mundo. La brisa, el olor a mar, las Cíes a un lado, Ons esperándome al frente… fue precioso.

Y una vez en la isla, entendí por qué merece la pena organizar bien el viaje. Ons tiene algo que no se puede explicar del todo: un ritmo más lento, un silencio que acompaña, un paisaje que te envuelve. Caminé hasta el mirador de Fedorentos, me tumbé en la arena de Melide, comí pulpo al estilo de Ons en una taberna familiar… y sentí que estaba exactamente donde quería estar.

Hoy, cuando pienso en volver, ya sé cuál es la mejor manera de ir: con calma, planificación y ganas de dejarse sorprender. Porque Ons no es solo un destino, es una experiencia que empieza mucho antes de desembarcar.

Desde hace años escuchaba hablar de la Isla de Ons como uno de esos pequeños tesoros naturales que Galicia guarda…