Lo que todos deberíamos saber antes de una emergencia

Piensa por un momento en esa situación que nadie quiere vivir, pero que puede ocurrir en cualquier esquina, en cualquier momento: estás en la calle, en el trabajo, en casa con la familia, y de repente, alguien cerca de ti sufre un desmayo, se atraganta violentamente con la comida o tiene un accidente doméstico aparatoso. El pánico inicial es inevitable, los segundos parecen horas y esa sensación de querer ayudar pero no saber cómo, de sentirte completamente inútil y bloqueado, es horrible. ¿Verdad que sí? Pues esa impotencia se puede combatir. Tener unos conocimientos básicos de primeros auxilios, saber qué hacer (y qué no hacer) en esos primeros instantes críticos hasta que llegan los servicios de emergencia, puede cambiar radicalmente el pronóstico de una persona. No te convierte en un superhéroe, pero sí en alguien capaz de marcar una diferencia vital. Y la buena noticia es que adquirir esas habilidades está al alcance de cualquiera, gracias a iniciativas como los cursos de primeros auxilios en A Coruña que ofrecen formación práctica y presencial. Porque leer sobre cómo hacer una RCP está bien, pero sentir el ritmo de las compresiones en un maniquí bajo la supervisión de un experto es otra historia completamente diferente.

La relevancia de saber primeros auxilios es inmensa, y no es una exageración. Hablemos de casos concretos. Ante una parada cardiorrespiratoria, iniciar rápidamente las maniobras de compresión torácica y ventilación (si se sabe y se puede) mantiene un flujo mínimo de oxígeno al cerebro, comprando un tiempo valiosísimo hasta que llega el desfibrilador y la ayuda médica avanzada. Cada minuto cuenta, literalmente. En un atragantamiento severo, cuando la persona no puede toser ni respirar, aplicar correctamente la maniobra de Heimlich puede liberar la vía aérea en segundos y evitar una tragedia. Saber cómo actuar ante una hemorragia abundante, aplicando presión directa y firme sobre la herida, puede detener o ralentizar la pérdida de sangre hasta que se pueda realizar una sutura o un tratamiento más complejo. O piensa en algo tan «sencillo» como colocar a una persona inconsciente pero que respira en posición lateral de seguridad: este gesto evita que se ahogue con sus propios fluidos o que la lengua obstruya la vía aérea. Son acciones que no requieren equipamiento sofisticado, solo conocimiento y decisión, y que pueden prevenir secuelas graves o, directamente, salvar una vida.

Y aquí es donde defiendo a capa y espada la formación presencial frente a cualquier tutorial online o manual de autoayuda. Ver un vídeo está genial para tener una idea, pero los primeros auxilios son habilidades prácticas que necesitan ser entrenadas. En los cursos de primeros auxilios en A Coruña que se imparten cara a cara, tienes la oportunidad insustituible de practicar. Puedes sentir la resistencia del pecho de un maniquí al hacer las compresiones de RCP, aprender a aplicar la fuerza justa y mantener el ritmo adecuado. Puedes practicar cómo colocar un vendaje compresivo en diferentes partes del cuerpo, cómo inmovilizar un brazo o una pierna con materiales improvisados si es necesario, cómo usar correctamente un desfibrilador de entrenamiento (DEA), siguiendo sus instrucciones de voz y colocando los parches en el lugar correcto. Tienes a un instructor cualificado a tu lado, observándote, corrigiendo tu postura, respondiendo a tus preguntas específicas al momento («¿y si la persona es muy grande?», «¿qué hago si vomita durante la RCP?»). Además, muchos de estos cursos incluyen simulacros de situaciones reales, donde tienes que evaluar la escena, decidir qué hacer primero y aplicar las técnicas aprendidas bajo un poco de presión simulada. Esta práctica es lo que realmente te da la confianza para no dudar y actuar de forma eficaz si te enfrentas a una emergencia de verdad.

¿Qué tipo de conocimientos te llevas de un curso así? Pues un paquete de herramientas básicas pero increíblemente útiles. Aprendes el protocolo PAS (Proteger, Avisar, Socorrer), que es la guía fundamental para actuar en cualquier emergencia: asegurar la zona, llamar al 112 proporcionando información clara y concisa, y luego aplicar los primeros auxilios necesarios. Te enseñan a valorar el estado de consciencia y la respiración de una víctima. Practicas a fondo la RCP en adultos, niños y lactantes, adaptando la técnica a cada edad. Aprendes a diferenciar un atragantamiento leve de uno grave y a aplicar las maniobras correspondientes (golpes en la espalda, compresiones abdominales). Te explican cómo actuar ante heridas y hemorragias, quemaduras, traumatismos (golpes, caídas, posibles fracturas), lipotimias, convulsiones, reacciones alérgicas graves, golpes de calor… No sales convertido en médico de urgencias, pero sí adquieres la capacidad de realizar esa primera asistencia vital, de estabilizar a la persona y de transmitir información útil a los servicios sanitarios cuando lleguen.

En A Coruña existen diversas organizaciones y empresas que imparten estos cursos de forma regular, dirigidos al público general, a empresas, a colectivos específicos… Es cuestión de buscar un poco y encontrar uno que se ajuste a tu disponibilidad. Suelen ser formaciones de corta duración, muy prácticas y dinámicas. La inversión de tiempo y dinero es mínima si la comparamos con el valor incalculable de saber cómo reaccionar ante una situación crítica. Es una formación que todos deberíamos tener, por responsabilidad cívica y por la tranquilidad que da saber que, si algo ocurre, no seremos meros espectadores pasivos.

Dotarse de estos conocimientos prácticos no sólo empodera individualmente para afrontar situaciones críticas, sino que contribuye a crear una sociedad más preparada y solidaria, donde la ayuda mutua puede marcar la diferencia en momentos cruciales.

Piensa por un momento en esa situación que nadie quiere vivir, pero que puede ocurrir en cualquier esquina, en cualquier…